miércoles, 11 de marzo de 2009

¡Cu-cu-cumbia!

Hace unos días me encontraba en una velada donde presencié a un grupo de histriónicos niños que realizaban diferentes performances con la idea de crear un ambiente típico peruano, en la concurrencia habían muchos extranjeros y que mejor manera de cautivarlos que con marinera, huaynos, festejo, etc. Los pequeños bailaban con gracia, cantaban al unísono, para que, bien entrenaditos.
De cuando en vez aparecía un elegante mini presentador que cantaba los actos… …“Damas y caballeros de pie, porque lo que sigue es ¡Cumbia!”. Algarabía total.
Tal vez no sea de vida o muerte pero me desencajo. No la performance, no el tema, les quedo perfecto, sino el hecho de llamarle cumbia a este género musical.
Que yo sepa la cumbia es parte del folklore colombiano y personalmente siento que esto ya no lo es, merece un nombre propio.

Cuando en los Estados Unidos los esclavos luego liberados, acceden a las cuerdas, vientos y pianos ya no solo era lamento, acordarse del terruño, dinamizar la faena, cantarle al amor, ya era Blues y luego Jazz, no era mas música Africana.
Más cerca, en Chile su danza y música tradicional tiene influencia directa de la Samacueca peruana, pero ya no lo fue mas se convirtió en Cueca.

Algunas personas a las que les he presentado mi posición, me dicen que el reclamo es extemporáneo, que ya estamos acostumbrados al término Cumbia y a la gente no le importa. Tal vez sea el síndrome de dependencia foránea que tenemos por aquí, como el de traer mariachis para una celebración. Entiendo que hay un factor generacional, sin embargo habiendo tantos conjuntos de música peruana o de otros géneros deja que pensar.

Entrados los sesentas la cumbia era muy popular en el Perú y en buena parte de Latinoamérica compartía las preferencias con el mambo, rumbas y merengues. Cada país tenía sus agrupaciones y cada cual le ponía su toque de originalidad, sin embargo en el Perú se observó algo que para mí es transcendental:
En un solo conjunto podíamos encontrar integrantes que venían de cultivar diferentes géneros, como huayno, criollo, rock y música selvática, además del uso de instrumentos eléctricos. Todo esto ya era otra cosa, reconociendo obviamente que su origen y base es la cumbia de Colombia.

La actualidad de la cumbia peruana nos muestra su mejor momento, traspasando barreras sociales, reaplicando fórmulas dejadas por los Destellos, Juaneco y su Combo entre otros, dicen que mucho ruido y nada nuevo y ¿por qué no?

Giremos el dial y veamos el espectro musical internacional, para muestra un botón, la noche de premiación del último Grammy, el veterano Robert Plant y la experimentada Allison Krauss ganadores de la noche, U2 presentando un single sin sorpresas, con un Bono que ultimamente le va mejor el rol de activista, Stevie Wonder, The Four Tops, BB King, Paul McCartney, etc. Quitemoslos del show por un instante que nos queda, un Radiohead atrapado en la experimentación, Coldplay ganador dicen con "ayudita" de Satriani, algunos interpretes de hip hop, los Jonas Brothers y Hanna Montana.
Lo mejor de la noche, la voz de Jeniffer Nettles y la aparición de la joven Adele.
Una escena sin novedades sin embargo la industria sigue andando.

Regresemos el dial a estos lares, si músicos anglos pueden triunfar por aquí, porque no nuestras cumbias, chichas y tecnocumbias. Acaso no tienen derecho a crear atractivas oportunidades de trabajo, organizar multitudinarias giras a nivel nacional e internacional, crecer profesionalmente, presentar trabajos de calidad y bien producidos. Lo que el movimiento no pudo consolidar en el pasado lo puede hacer hoy, fortalecer una identidad y no dejar que la ola de la moda lo vuelva a alejar.

Hoy por la noche voy a un baile, voy a practicar algunos pasitos porque me dicen que tocarán full cumbia... mejor dicho “Perumbia”.

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