En tierra
Hace unas semanas quede impactado por la noticia que describía como un niño murió desangrado, luego de sufrir el ataque de un puma en un zoológico en el interior del Perú, para ser más exactos en el Parque de Taracassa conocido como El Mirador, a 9 Km. de la ciudad de Abancay. Cómo es que se exhibe un animal salvaje sin las condiciones adecuadas, el ambiente no contaba con una segunda barrera de seguridad; es por eso que en complicidad de los padres o mentores, y el personal de seguridad del parque, el niño pudo meter el brazo en la jaula.
La Dirección de Salud de Apurímac, llegó a solicitar el sacrificio del inocente ejemplar, lo que la población rechazó rotundamente. Desde el punto de vista humanitario no se puede culpar a un animal privado de su libertad, y desde el punto de vista conservacionista sería un crimen; antes el puma se encontraba desde el Yukón hasta el estrecho de Magallanes, hoy particularmente en el Perú su reino está casi en el recuerdo.
Disminuido aún habita en la sierra y selva. Debido a la conducta caótica e invasiva del hombre ha desaparecido de las lomas costeras de Lachay en Huaral, El Lúcumo en Lurín, Atocongo en Villa María y también del bosque de Zárate; esporádicamente se avistan pumas sobre los 1000 m.s.n.m. promedio, en la región yunga donde los pobladores los llaman leones; en zonas como Checta en Quives y Chamallanca en Huarochirí según el Club de Exploradores.
En los Andes el puma está ligado al mito de Qhoa, en el cual actúa por encargo del agua y se manifiesta en la lluvia, granizo y rayos; fertiliza los campos y castiga con sequías.
La presencia cultural del puma en el Perú antiguo es muy amplia, solo hay que revisar el legado Chavín, Mochica, Chimú, Tiahuanaco, entre otros; donde ha sido ampliamente representado.
Los Incas diseñaron el Cusco bajo los patrones morfológicos del felino, incluso la ciudadela de Machu Picchu está resguardada por la montaña Huayna Picchu, que tiene la forma natural de un puma agazapado; el lugar habría sido elegido por la relación del entorno con la cosmo visión andina.

Este depredador de emboscada puede llegar a ser tan grande como el jaguar, sin embargo no es catalogado como un gran felino ya que no puede rugir; carece de laringe especializada, gruñe, chilla, ronronea como los gatos pero a mayor escala.
Según el INRENA el puma es una especie casi amenazada de extinción,
aunque hay muy poca información por falta de censos, el Estado Peruano lo protege por Ley en las Reservas Nacionales de Pacaya Samiria, Tambopata, Aguada Blanca, Ampay, Calipuy y Salinas. Además en áreas naturales protegidas SINANPE, en los Parques Nacionales Huascarán , Cerros de Amotape, Yanachaga Chemillén , Manu, Río Abiseo, Bahuaja-Sonene y Cutervo. Sin embargo la organización Perú Ecológico sostiene que el control en estos lugares es muy débil.
En todo caso, amantes de la naturaleza, exploradores, no perder la esperanza de verlo en su hábitat; si descubre huellas o escucha gruñidos es posible que un puma lo esté siguiendo, usted no lo ve pero él si, trate de hacer contacto visual, recuerde que es un
especialista en emboscadas. Hágase ver lo más grande posible, lleve una vara, despliegue los brazos, si camina con un niño no lo cargue; el puma lo considerará una ofensa y se sentirá seguro de atacar, lanze piedras o patadas. Aunque los ataques no son frecuentes camine siempre en grupo y con un guía especializado. Y lo más importante procure la mejor foto.
En el agua
Otro lamentable episodio ocurrió recientemente en Florida, donde una orca, acabó con la vida de su entrenadora. El hecho deja mucha lástima por la pérdida de una mujer que de una u otra forma amaba a los animales y también mucha pena por la orca, que estresada, enferma, por instinto o por juego terminó vista como una bestia despiadada,
inclusive colegas de la entrenadora afirman que hubo error involuntario, que está latente hasta en los mejores profesionales. Normalmente las damas que interactúan con las orcas llevan el cabello muy recogido, en el momento que se produjo el hecho la entrenadora llevaba una frondosa cola de caballo, que al bailotear producto de los movimientos y el viento habría intimidado al animal. Según los testigos el animal tiró de la cola de caballo y luego tomó a la víctima de la cintura, llevándola hasta el fondo del estanque donde muere por ahogamiento. El simple hecho de trabajar con un animal de semejantes proporciones implica una gran cuota de riesgo.
Acaso esta orca macho en cautiverio con la aleta dorsal caída no debería estar en algún océano cazando, magnífico, con su ecolocalizador, muy lejos de una pileta rodeada de un público de esbirros bípedos que lanzan débiles chillidos y golpean el final de sus extremidades superiores.

He tenido la oportunidad de ver una orca, lastima que en un parque de diversiones, que animal tan espléndido. De hecho hay otras opciones para observarlas, si de verdad hay interés por estos delfinidos y se tiene la posibilidad de viajar, no habrá que buscarlas en un circo, sino en su hábitat, hay zonas de investigación muy apropiadas en las que se realizan observaciones, por ejemplo en La Patagonia, Argentina. En la zona de la península de Valdéz, allí donde las orcas cazan lobos de mar prácticamente con todo el cuerpo fuera del agua.
Hay todo un trabajo fascinante del biólogo guardaparque Roberto Bubas, quién se ha relacionado con ellas, les habla, les toca la armónica, hasta ha tenido contacto físico mediante caricias. El mismo guarda parque describe la experiencia como un momento de paz y amistad pura, transparente, el no necesita nada de ellas, ni ellas necesitan nada de él.
Tuvo que alejarse de estas prácticas dado que se presentó una controversia acerca de su acercamiento a las orcas y la normativa legal, luego se aclaró que las leyes contemplaban los casos de turistas y fotógrafos que pudieran aproximarse demasiado e interferir con el ecosistema.
Otras zonas de observación son Glaciar Bay en Alaska y Vancouver en Canadá, en el Perú para variar hay muy pocos registros y apoyo para la investigación, sin embargo la historia se ha encargado de perennizar la presencia en nuestro litoral de este maravilloso animal, los Nazca, en sus enigmáticas líneas trazaron una gigantesca orca con una cabeza trofeo, en las piezas cerámicas de Nazca y Paracas también se han encontrado diferentes representaciones.
Sin embargo, hoy en día encontramos abnegados estudiosos y organizaciones que realizan una estupenda labor, como ORCA Perú, la organización Mar Azul, que menciona el avistamiento de orcas en la zona sur del Perú, donde cazan Pinnípedos, en Pisco, ACOREMA ha rescatado cuatro orcas pigmeas, adicionalmente Tambopata tours indica que en Punta San Juan en Marcona, hogar de una impresionante colonia de lobos, es posible ver grupos de orcas cazando entre los meses de diciembre y abril.

Nuestro mar cuenta con gran cantidad de cetáceos, delfines y marsopas residentes y de tránsito que no imaginamos, vale la pena descubrirlos, valorarlos, protegerlos y potenciar su existencia como recurso de investigación, turismo, conservación y sobre todo para las generaciones futuras, que tienen el derecho y deber de habitar este mundo en armonía con estas extraordinarias criaturas.
