viernes, 5 de junio de 2009

Diseño moderno, el “don” y el futuro

En un interesante tratado del libro Diseño, teoría, enseñanza y práctica; se sostiene que los aces de la modernidad eran una suerte de inquisidores, diseño no es arte (Dorfles), diseño no es lujo, no es styling (Munari), diseño no es decoración (las universidades), la casa es una máquina para vivir (Le Corbusier), menos es más (Mies Van der Rohe) y diseñaba edificios gigantescos e inhóspitos; estos vigilantes del diseño se atrincheraron en el proyecto y método, lo que no los tenía no era diseño. Este discurso descalificador concluía que el diseño no brotaba de una manera súbita, sino como resultado de un laborioso proceso. Además de descansar terminalmente en algunas bibliotecas, tales conceptos calzan con cualquier actividad humana, no solo los diseñadores resuelven problemas, también los jardineros, los médicos, ministros, etc.

Tejeda cuestiona cuál sería el sentido de generar una disciplina con una visión tan general, blanda y difusa. Todo esto daría como resultado una enseñanza y práctica reseca del diseño, llena de prohibiciones y que además el modelo Ulm / Bauhaus no calzaba en el contexto Latinoamericano, nunca pensaron que vendría en el siglo XXI;
La tecnología, la caída del comunismo, la afirmación del capitalismo y la globalización. Concluye que el mundo tiende a diseñarse de manera salvaje, por defecto. La intuición vuelve a ser relevante y la negociación reemplaza al proyecto.

Diseño Flexible
A mi parecer los castigadores antes mencionados buscaron una filosofía para engendrar un diseño como profesión y sobrevivir a lo que vendría, hay que rescatar la sustancia y adaptarlo a las necesidades futuras, solo echemos un vistazo a los apuntes de Burdek, formado en la escuela de Ulm; las nuevas tecnologías, la miniaturización, la desmaterialización, le era digital, etc.

Tal vez adelantándose a lo que vendría, incluida la caída del capitalismo mercantilista para pasar al capitalismo de la innovación y del conocimiento, dejaron bases para proteger al diseño del pragmatismo tecnológico y del diseñador al paso, sin conocimientos, aquel que aprendió un programa de cómputo y tiene licencia para cubrir la demanda de la impaciencia; la falta de tiempo, indisciplina y la creencia en el creativo iluminado.
Personalmente tampoco comulgo con la idea del diseñador de manual, ese que estudió todo y leyó cuanto libro de diseño, sociología, semiología, se le atravesó en el camino. El hombre puede leer solo unos cuantos libros en su vida, comparada a la cantidad de información que existe hoy, el secreto está en saber que leer, decía Sagan. Poco valdrá está acumulación de conceptos y grados académicos sin haberse tirado de cara al barro de la realidad del mercado.

En todo caso, ni lo uno ni lo otro, el diseñador podrá diseñarse así mismo con investigación y ejercicio constante de la profesión, que desembocará en experiencia cotidiana, no hay diseñador ni diseño sin esta y de acuerdo con Tejeda lejos de sillas de tres patas y vehículos redondos, evidentemente habrá momentos para experimentar.

El diseño hoy es una disciplina más y no esta excluida de los procesos y métodos, todo en este mundo tiene un proceso, desde la hominización hasta el enamorarse, formar una empresa, etc. Hasta una básica definición de diseño incluye un método:
Configuración mental, procesar la idea, llevarla a un papel o prototipo.
Evidentemente el método tendrá que ser más laborioso según la envergadura del proyecto. ahora bien la intuición es totalmente válida, sin embargo no siempre alcanza, el mercado, los clientes y la tecnología crean el ambiente propicio para lo inmediato, por eso se busca la optimización de recursos mediante el método, incluso la intuición utiliza métodos grupales, observación, preguntas, improvisación, etc.
En la labor diaria, esperar a la intuición o a la inspiración divina, durante más de 15 minutos es un lujo.

Es cierto que hay personas que poseen el don de la intuición certera, pero no es la generalidad, yo podría intuir unas cuantas ideas pero no necesariamente cumplirán con el objetivo del encargo, tal vez el proceso de negociación logre sus frutos y acepten la idea, sin embargo también esta el tipo de cliente cada vez más exigente, que mide el diseño según el crecimiento del negocio, un ejemplo claro se da en publicidad, esta que va debajo de la línea masiva, se ajusta a una base de datos
y es fácil evaluar los resultados, si no se involucra al cliente en el proyecto y su proceso; el diseño será el primer factor a evaluar si es que no hay respuestas.

Paseo por el futuro
Es un hecho que los estudiosos de cada generación se empeñan en dejar su impronta y rebuscarán, replantearán fórmulas, tendrán que justificar sus largas horas de eruditas charlas, artículos y libros. Unos desecharán ideas y plantearán nuevas hipótesis, sin embargo particularmente en un futuro cercano no veo nada nuevo bajo el sol, los criterios de la semántica y la sintaxis tal vez nunca cambien, la pragmática aplicada al diseño y comunicaciones sin duda se seguirá transformando rápidamente. Se seguirán construyendo entornos virtuales cada vez más sofisticados, ya dominamos la bi y tridimensionalidad, tal vez muy pronto veamos un logo corporativo proyectado en tres dimensiones a manera de holograma efectuando maromas sobre un edificio.

Tal vez el día en que un delicioso cargamento de mangos cosechados en el Perú, pueda ser colocado en segundos en el Japón, cambien algunos conceptos. A unos 260 años antes que la tripulación del Enterprise se teletransporte, la humanidad ya lo logró a nivel de partículas elementales, átomos e información cuántica. Los científicos juegan a colicionar y acelerar partículas, a crear antimateria, buscan cuerdas que nos hagan
comprender y habitar otras dimensiones. ¿Existirá entonces el concepto mall, el intercambio, el cajero automático, la vieja autopista, la ruta, el avión, el viaje?, ¿Qué medio usarán los mensajes?, aparecerán formatos sensoriales, mensajes a nivel de sensaciones, me imagino un grupo de gente llegando de un viaje de teletransportación, que verán al llegar, un gran logo de la empresa, publicidad o entonces los medios serán solo vistos cuando alguien lo desee, producto de una comunicación ecológica.


Supuesta estación de transporte sin vínculo físico, arriban personas y contenedores.


¿El viaje acompañado de mensajes?

Llegaremos a andar con un órgano periférico adjunto al antebrazo, una mini computadora, o pasar casi toda nuestra vida desparramados en sillón-cama inmersos en la virtualidad del estudio, trabajo, vida social, ocio. No necesitaremos mucho interiorismo físico, nuestra sala u oficina virtual podrá remozarse periódicamente con paquetes de gadgets decorativos. Si deseamos saber acerca de un nuevo producto o servicio, la data es transferida a nuestra casilla sensorial. Sabor, frío, calor, catálogo íntegro, directo a deslumbrar nuestros sentidos.

Un diseño por defecto, predeterminado, resuelto por la informática, se camufla entre una casa vivero de 10 m2, un mueble todo en uno, emoticones y catálogos sensoriales.
Hoy en día, donde ya ni siquiera preguntamos porqué y para qué, podría ser más fácil aceptar y digerir lo agreste, lo bullicioso, lo inmediato.
Acaso la humilde disciplina del diseño no podrá ser un catalizador entre el pragmatismo salvaje y la humanidad. ¿Es tan malo cuestionar, investigar, proponer, probar, mirarnos a los ojos y darnos un apretón de manos?